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reflexiones sobre administración pública inteligente

lunes, 24 de enero de 2011

La reforma de la Justicia al día







Dentro de las actividades del Club de Dirección Pública de ESADE en Madrid, celebramos la noche del pasado jueves una cena-coloquio con el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, bajo el título: "Modernización de la Justicia, una estrategia reformadora".


Para hablar de un tema que prometía encontramos un ministro que me sorprendió muy gratamente: persona tranquila, amable, cordial, discreta . Un perfil no muy mediático pero el idóneo para impulsar una política pública compleja que lleva tantos y tantos años intentando abrirse camino ante el fuego cruzado de los intereres particulares de las diversas tribus que la conforman.



Estos fueron los temas principales que se debatieron en un coloquio tan completo que (deferencia del ministro) se prologó casi media hora más de lo estipulado. Precisamente empezó el ministro su intervención inicial preguntándose: ¿por qué es tan difícil reformar la justicia? En primer lugar, por tratarse de una Administración con tanta tradición en la que existe un poder independiente (el judicial) que por su propia naturaleza (ser lo más objetivo posible) tiende a poner distancia con el resto. Además, se da la particularidad de que un poder (ejecutivo) presta servicio a otro poder. A ello se une una complejidad estructural por la existencia de diversos órganos, cada uno con su naturaleza jurídica propia: CGPJ, Fiscalía General del Estado, Administración de Justicia (dependiente de CCAA en muchos casos).


Su receta: trabajo, trabajo, y más trabajo. Silencioso y a base de diálogo. Puso como ejemplo lo que se viene haciendo con la profunda reforma organizativa que supone la implantación del nuevo modelo de Oficina Judicial, la cual aunque plasmada en una ley hace años había que ponerla en marcha. En eso están. El objetivo es que el juez se dedique a juzgar y abandone otras tareas de jefatura del juzgado. Es rompedor porque supone acabar con la herencia de siglos atrás, y hay que empezar casi de cero (creando por ejemplo las nuevas RPTs que no existen).

A nivel macro, la reforma organizativa importante es la reordenación de la primera instancia. Los actuales juzgados de lo social, mercantil, civil... nº 1, 2, 3.... se sustituirán por Tribunales de Instancia con diversas secciones temáticas. Habrá un presidente y una plantilla de jueces lógicamente, pero los asuntos serán del Tribunal, entrarán en él y éste resolverá con el juez que toque, suprimiendo esa adscripción tan personalizada de la actualidad que complica cosas tan básicas como la gestión de suplencias.

En cuanto a la tecnología el ministro es consciente de su importancia, no tanto en lo que se refiere a "poner PCs" sino lo que conlleva de cambio cultural. El objetivo es tener juzgados sin papel (la Audiencia Nacional está casi a punto de conseguirlo), y los medios ahí estarán; pero para que realmente lo sean, las personas que están dentro y fuera tienen de verdad que interiorizarlo y cambiar sus rutinas. Se logrará un ahorro de tiempo de un 35-40% en los procesos actuales, que revertirá en la economía (un sistema de justicia lento es un congelador económico). Pero surgen nuevas problemáticas jurídicas que se van solucionando sobre la marcha. Por ejemplo, ¿qué pasa si un juez se hace una copia personal de un auto para llevarlo a su casa y se le pierde una parte?.

Otra línea estratégica es lograr que entren menos asuntos en los tribunales. Por ejemplo, abriendo otras vías de resolución de conflictos. En España no existe cultura de mediación y arbitraje; cambiarla será uno de los objetivos de la normativa que se está preparando. Habrá mediaciones obligatorias antes de ir a un juez y se facilitará el arbitraje por profesionales de prestigio no necesariamente juristas. Llegarán menos asuntos al Tribunal Supremo para que éste se pueda centrarse en lo que le toca, homogeneizar doctrina.












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