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reflexiones sobre administración pública inteligente

jueves, 28 de agosto de 2008

¿La crisis como excusa para el inmovilismo?


Poco se ha hablado en la blogosfera pública de la crisis económica y su posible impacto en las políticas para mejorar nuestra Administración. Vamos a dar un apunte breve a un asunto que dará que hablar.

Porque estamos viviendo los últimos coletazos del parón estival y poco a poco la maquinaria político-administrativa va retomando su pulso de cara a un otoño que se presenta complicado. El panorama nacional e internacional estará centrado en la crisis económica y su incidencia en las distintas economías. Será éste un tema que copará el debate político y que sin duda tendrá también efectos en las políticas de modernización de las Administraciones públicas, de las que solemos hablar en este rincón de la blogosfera. Lo empezaremos a ver en el complicado debate presupuestario que se le plantea al Gobierno central a partir de septiembre. Pero no sólo a nivel estatal: los distintos parlamentos autonómicos y municipios tendrán también que aprobar unas cuentas públicas presididas por la contención del gasto o su redistribución en partidas con más visibilidad para los ciudadanos.

Un aspecto que me inquieta es si la crisis se utilizará de una u otra forma para evitar abordar con la valentía necesaria algunas de las reformas más urgentes pero más incómodas, argumentando la escasez de fondos o simplemente guardándolas en el cajón ahora que el foco está apuntando a otra dirección. Me refiero por ejemplo a la necesaria modernización de la justicia, al desarrollo de la profesionalización de la función directiva en el ámbito público, la reestructuración de la AGE, la reforma de la ley del procedimiento administrativo 30/92 o el completo cumplimiento de la LACSP. Por decir algunas de las más importates.

En mi opinión, en lo público hay tanto por hacer que quedan pocas excusas para seguir instalados en los mismos esquemas de siempre. Sobre todo porque no siempre es cuestión de dinero: muchas de las medidas necesarias tienen un marcado componente organizativo y cultural, donde lo más importante es introducir nuevas dinámicas que elevados presupuestos. En otras ocasiones ciertas innovaciones surgen de abajo y afectan a cosas realmente sencillas que con poco esfuerzo ofrecen unos resultados espectaculares. Por no hablar de aquellas otras que consideradas como un todo pudieran ser costosas y dejan de serlo porque es mejor "trocearlas" para que resulten más digeribles para la organización.

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