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reflexiones sobre administración pública inteligente

jueves, 28 de octubre de 2010

La agencialización imposible


Las disposiciones adicionales en las normas son a veces traicioneras, especialmente cuando se utilizan para colar "de rondón" algunas cuestiones importantes .

Quizá por ello se ha hablado poco (por no decir nada) de una medida importante puesta en marcha en el RD que daba forma al famoso paquete de ajuste del pasado mes de mayo:

Disposición adicional quinta. Creación de Agencias Estatales.
Se suspende lo dispuesto en la disposición adicional Trigésima primera de la Ley 26 /2009, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado de tal forma que en 2010 no se autorizará la creación de ninguna nueva Agencia estatal de las reguladas en la Ley 28/2006, de 18 de julio, de Agencias estatales para la mejora de los servicios públicos.

Por fin aparece en el BOE lo que era un secreto a voces: Economía y Hacienda paraliza formalmente un fracasado proceso de agencialización en la Administración General del Estado. Y es que las Agencias nunca llegaron a despegar. Se hizo una ley con cierta convicción de los responsables políticos de la época pero nula por parte del aparato administrativo que tendría que dar desarrollo y continuidad a la misma. Lo vimos cuando aparecieron los decretos de estructura de las primeras (AEVAL, BOE, AECID, etc.): más de lo mismo pero con otro nombre. El proceso se fue apagando: a pesar de algunos anuncios pronto se empezó a ver cómo no cuajarían más. El RD de medidas extraordinarias les ha dado formalmente la puntilla.

Piensan muchos de los que tienen el poder real en las instituciones del Estado que pasar de una AGE burocratizada (en el fondo y en las formas) a una arquitectura basada en la gestión por resultados y la descentralización de responsabilidades es romper con las esencias más puristas del administrativismo español. Pensaron que ya que la moda era crear agencias, se crearían pero a imagen y semejanza de los viejos organismos autónomos. Hasta que nuevos miedos provocados por la crisis han parado el proceso. ¿Por qué? Seguramente por temor a que una descentralización que encumbre a gestores "poco responsables" en la cúpula de las nuevas agencias y dificulte un control más férreo de cada una de las decisiones dispare el gasto público. Y por aquí Hacienda, hoy en día no pasa.

Será sólo de momento porque la película no ha terminado. En los próximos años se volverá a presentar el modelo de agencias como solución para una gestión más eficaz y eficiente de numerosos ámbitos de la Administración. Y volverán a reproducirse viejas batallas. En Suecia ya han visto los resultados. Aquí esperamos verlos pronto.

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