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reflexiones sobre administración pública inteligente

lunes, 23 de febrero de 2009

Una mejor Administración frente al tópico de menos Administración


Uno de los impactos menos comentados de las difíciles circunstancias económicas que vivimos es el aprovechamiento que se hace de las mismas para sacar argumentos demagógicos. Dichos argumentos son reiterados de forma intencionada hasta crear ciertos estados de opinión que acaban derivando en verdades absolutas que calan fácilmente en amplios sectores sociales.

Lo público es habitualmente atacado desde diversos frentes. Se aprovechan ciertos tópicos y los problemas crónicos de la Administración para deslegitimar la necesidad de un sector público moderno y eficiente como actor fundamental de cualquier sociedad.

En estos tiempos complicados parece que la tendencia se acentúa. La prueba puede ser el artículo que acabo de leer en la Gaceta de los Negocios titulado El sector público, lastre para salir de la recesión. Freno a la competitividad. Ya el título muestra una cierta manipulación tendenciosa en forma de opinión, la cual nos llevaría fácilmente al siguiente razonamiento: si estamos en una recesión tan grave y el sector público es un lastre, ¿para qué lo queremos? ¡A la M- con lo público! El estado psicológico actual motivado por la crisis caldea los ánimos y alienta este tipo de argumentos.

La manipulación continúa en todo el texto de la noticia. Si nos molestamos por leerla comprobaremos que aún asumiendo que algunos de los argumentos que se desgranan tengan su parte de verdad, no están escritos con el tono de crítica constructiva que es necesaria para la imprescindible mejora que necesita nuestra Administración. Desde esta bitácora también hemos denunciado numerosas ocasiones que la organización es en muchos casos ineficiente, que hay un exceso de personas de cierto tipo de perfiles en ciertas Administraciones, que no es de recibo que los Ayuntamientos paguen a 200 días, etc. Pero lo hacemos aportando soluciones, asumiendo que las fórmulas mágicas no existen y desde el convencimiento que una Administración moderna es un motor imprescindible para el progreso económico y social de cualquier territorio.

Otros argumentos, sin embargo, nos llevan a la discrepancia: hablar, así en general, que un trabajador público cuesta el doble que uno privado creo sencillamente que no es cierto (podemos fácilmente comparar nuestras nóminas con los equivalentes en la empresa privada); que las organizaciones públicas compiten con la empresa privada de forma desleal tampoco creo que sea exacto (hay sin embargo que analizar el valor público aportado por el sector público empresarial en términos de vertebración, equidad, universalidad, etc.); o indicar que cuando se destruye empleo la Administración lo crea tampoco considero que sea una relación causal que aplique siempre.

Sin embargo, es llamativo que se hable poco del importante papel que lo público está desempeñando precisamente en estos momentos como factor de estabilidad económica, de red social frente a los desprotegidos por la crisis o de apoyo a sectores en quiebra por su exagerada codicia o nula capacidad de gestión.

Conclusión: frente a los que utilizan el mal funcionamiento de lo público y sus errores estructurales para reivindicar menos Administración, desde aquí nuestro lema es no menos, pero sí mejor Administración que supere sus patologías históricas causantes de cúmulos de ineficacia e ineficiencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El estereotipo y los prejucios son siempre nuestros peores enemigos. Y la administración pública no se libra de los comentarios fatuos, al contrario, suele ser el objeto de las críticas más facilonas.

La Administración Pública tiene para mi un problema grande con la rapidez en la toma de decisiones y el excesivo sometimiento de las mismas al calendario político, pero mi experiencia con trabajadores/ funcionarios de las AA PP no ha sido nunca menos satisfactoria que en cualquier área del sector privado.

Por otro lado, la actividad del sector público siempre está sometida a un control. Independientemente de que estos controles puedan fallar, el grado de transparencia de la mayoría de actividades desempeñadas desde las AA PP tiene un grado de transparencia infinitamente amyor a la de cualquier empresa privada

Lo que considero más vergonzoso de todo es que con la que está cayendo (con empresas pidiendo el rescate de sus negocios) todavía quede algún liberal que se atreva a sacar pecho.

Anónimo dijo...

Tal vez la Administración Pública sí sea culpable. Es culpable por su dejación de funciones en la vigilancia de los mercados (¿esto es liberal o neoliberal?).Es culpable por su permisividad con los planes de ordenamiento en el territorio (¿liberal o neoliberal?). Es culpable por su ceguera y fiarse de gurús/videntes de la economía (¿liberales o neliberales?). Es culpable por aplaudir crecimientos y beneficios insostenibles (esto si que es liberal ¿no?). Es culpable por creer en campeones del mercado (prefiero los de la champions). Es culpable por inducir al ciudadano a creer que solo salvando el virus podremos luchar contra la enfermedad.
Es culpable de querer salir de la crisis empleando el mismo modelo que nos abocó a ella (¿liberal o neoliberal?).

Cuanto mas lo pienso mas indicios de culpabilidad veo.

(Permanecer en el anonimato es ¿liberal o neliberal?)

ocortes dijo...

@andreu castellano, a mí me sorprende eso precisamente... que ahora que se mira a lo público como elemento de rescate sólo se destaque lo malo para justificar que lo público no tiene que existir.. Precisamente lo que hay que hacer es que lo público funcione bien para que nadie use este argumento en contra de su legitimidad