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reflexiones sobre administración pública inteligente

lunes, 20 de abril de 2009

El ciudadano 2.0 imperfecto


Cuando hablamos de Administración y redes sociales, uno de los supuestos fundamentales que asumimos es que hay una parte de la sociedad compuesta por lo que podríamos llamar ciudadanos 2.0, que demandan un giro en la forma de actuar de la Administración; giro que debiera consistir en un tránsito desde una Administración autista, engolada y autosuficiente hacia una Administración receptiva, proactiva, que escuche e interactúe con sus usuarios. Asumimos que dichos ciudadanos están dispuestos a interactuar con dicha Administración, opinar, participar, aportar, coproducir.

Comento esto a raiz de una conversación que tuve el otro día con un conocido sobre el impacto de las redes sociales en la sociedad y en la forma de hacer Administración. Él me exponía muchas dudas en relación a dos cuestiones fundamentales para el desarrollo de la Administración 2.0: la escasa alfabetización digital de la sociedad española y la baja predisposición a la movilización/participación que tenemos los españoles (no vamos ni a la reunión de nuestra comunidad de vecinos, sic). Además, defendía tan vehementemente estos argumentos que llegó un momento que me sorprendía tanta insistencia; al final, comprendí que ésta se debía a (lo que yo entiendo) un error de concepto: asumir que la Administración 2.0 era una evolución más de la Administración, un estado hacia el que debía tender la Administración en su conjunto en unos años, como si de la versión de un paquete de software se tratara.

Mi réplica se centró en tres ideas fundamentales:
  1. Por una parte, la Administración burocrática tradicional tiene su razón de ser en algunos de sus ámbitos de actuación; es cierto, que hay que revisar la premisa fundamental de que toda actividad administrativa sea cual sea su naturaleza tiene que seguir la pauta burocrática, y esta revisión debe ser profunda, pero eso no quiere implica la demolición total del modelo weberiano.

  2. Por otra parte, le decía, no nos engañemos: ni todos los ciudadanos van a ser dospuntoceristas ni el dospuntocerismo es un estado puro que supone el cumplimiento de un conjunto teórico de atributos que cataloguen al buen ciudadano del siglo XXI. En ese sentido, aunque los poderes públicos deben desarrollar políticas que promuevan la alfabetización digital total y la equidad/ igualdad en el acceso de los ciudadanos a internet, la realidad es que habrá colectivos que por su naturaleza, situación económica, geográfica, etc. no lo consigan nunca. U otros que simplemente no les dé la gana coger un ordenador, que también los habrá. Para todos ellos poder interactuar con la Administración por los canales más tradicionales es un derecho que debemos respetar.

  3. Y por último, cada ciudadano de los (que se supone) tecnológicamente alfabetizados es y será un mundo. Si ya en su actividad cotidiana unos simplemente buscan contenidos, otros los reciben de forma pasiva, y los menos participan/se relacionan para generarlos no podemos esperar milagros en forma de encontrar a la vuelta de cada esquina al ciudadano 2.0 perfecto. Lo que sí es una realidad es que la sociedad está cambiando en esta dirección, que el cambio se intensificará a velocidades de vértigo en los próximos años y que la tecnología es un motor fundamental para el mismo.
A partir de aquí, la Administración desde luego no puede permanecer indiferente. Tiene que superar sus tradicionales rigideces y adaptarse, sin abandonar los pilares básicos que le dan sentido. La sociedad cada vez lo demandará con más fuerza y será menos comprensiva ante estas dificultades.

2 comentarios:

MarcG dijo...

Mmmmh,

Es cierto que la sociedad española no es de las que está más conectada a Internet (supongo que el alto precio de conexión no ayuda...), y también es cierto que no somos de quejarnos, de participar demasiado (que no sea en fiestas ;)

Pero ello no es una excusa (de hecho, creo que es un motivo más) para que las administraciones no sean cada vez más 2.0.

Hay un montón de ejemplos de pequeños pueblos españoles que han avanzado muchísimo en este sentido con grandes resultados (ejps. Abla, Copons, Jun, etc).

Personalmente creo que el verdadero freno a la administración 2.0 es el reparto del poder a la ciudadanía, éste no queda sólo en las manos de los políticos...

¿Cómo lo ves?

ocortes dijo...

@marcg, Estamos de acuerdo, no es excusa. Pero tampoco debemos obsesionarnos en un talibanismo 2.0 pensando que toda la Administración debe evolucionar a este estado. Se puede avanzar mucho, muchísimo, pero siempre habrá ámbitos donde no tenga sentido. No le hagamos el caldo gordo a aquéllos que usan el argumento de no desarrollar nada con el argumentos de casos donde, efectivamente, no tiene sentido una Administración 2.0.
Y lo del reparto de poder, completamente de acuerdo... ese es el gran reto.