Votar a distancia, ¿debería ser noticia?

A veces hay noticias que probablemente no deberían serlo. Por diferentes motivos: el poco valor añadido que aportan, su elevado sesgo o escaso rigor, lo dudoso de las fuentes, ser un asunto repetido hasta la saciedad ....... O por tratarse de cuestiones que deberían estar ya superadas .

En este último grupo cabría situar la noticia que salía el otro día en los periódicos de que una parlamentaria de la Comunidad Valenciana votó el proyecto de ley de presupuestos por correo electrónico. Sorprende (a mi por lo menos) que en pleno siglo XXI sea noticia algo que debería ser tan banal como poder votar un proyecto de ley a distancia. Y más cuando las votaciones suelen ser ajustadas y hay numerosas causas que pueden justificar la ausencia del escaño: enfermedad, conciliación de vida profesional y personal, maternidad/paternidad, etc.

El problema no es desde luego la inexistencia de tecnologías que permitan ejercer "a distancia" la representación parlamentaria con las suficientes garantías legales y de seguridad, que las hay y desde hace mucho tiempo. La cuestión es que todavía, en estos días, el nexo de unión entre institucionalismo, presencia y papel es muy fuerte, con el resultado de que nuevas herramientas como redes sociales o mobile telecoms se ven en cierta manera como una amenaza al orden jurídico en el que deben basarse los actos administrativos. Esto puede explicar por qué las Cortes Generales, por ejemplo, están todavía tan retrasadas en la tarea de modernizar su funcionamiento (fue también noticia hace poco el que diputados dispusieran de blackberry o internet en su escaño).

Pero tenemos buenos ejemplos que animan al optimismo: el impulso valiente al parlamentarismo 2.0 que se está dando en Euskadi o Catalunya puede abrir caminos por los que otros se pueden animar a transitar.