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reflexiones sobre administración pública inteligente

miércoles, 23 de abril de 2008

¿Son tan débiles los motores a la innovación en lo público?


Me ha parecido muy interesante el post que publica Iñaki Ortiz en su blog titulado "Innovación social y administración pública: la visión de Ulibarri". Se trata de un resumen muy completo de la intervención de Luis María Ullibarri de Innobasque en las jornadas "Innovación en la tecnología y en los modos de gestión de las administraciones públicas".


No es muy habitual asociar el término "innovación" al ámbito público. Parece incluso un tanto extravagante. Será porque "innovación" suena a actual, fresco, dinámico, flexible, libertad, etc.... adjetivos todos ellos que de lejos pueden asociarse a la Administración pública.

La cuestión es: ¿son tan fuertes los frenos? o ¿son tan débiles las motivaciones? Posiblemente ambas cosas pero en este post nos vamos a centrar en la segunda pregunta.

Algunos de los motores de la innovación son también citados en el post. Aquí vamos a tratar de añadir algunas reflexiones complementarias:
  • Un posible motor es una fuerte exigencia externa a la Administración, de los actores que interactúan con ella (personas, empresas, asociaciones, etc.). Dicha exigencia, de producirse, suele concretarse en un enérgico impulso político que ejerce su efecto sobre las estructuras públicas. La cuestión es si se producen dichas exigencias o no. En el ámbito de las empresas la demanda suele ser mayor en el sentido de necesitar de la Administración menores trabas para poder ejercer su actividad de forma más eficiente. En el ámbito de las personas, la presión se ejerce a través de la opinión pública, los medios de comunicación o el tejido asociativo, lo cual da lugar a una presión más coyuntural y de menor duración cuyo efecto en la agenda política queda más atenuado. También los logros en el campo privado del que se benefician los clientes hacen que esos clientes convertidos en ciudadanos miren a lo público pidiendo servicios de similares estándares de calidad.

  • Otro motor es la existencia de líderes políticos únicos y visionarios que sean capaces de entender la necesidad de innovar en lo público para lograr mejoras reales en el desarrollo social, sin necesidad de mayores presiones externas. Existir han existido siempre y seguirán haciéndolo, siendo un activo importante para la innovación. Estos líderes tienen la capacidad de mirar a largo plazo, pero no así la sociedad que tiende a hacerlo más a corto. Y esto último necesariamente condiciona su acción política y debilita su liderazgo innovador.

  • La tecnología, que tendría que ser una herramienta, acaba siendo una de las palancas más fuertes para el cambio. Por la sencilla razón que la sociedad avanza, hay nuevas herramientas y es imposible ignorarlas. La disponibilidad de una tecnología empuja la innovación en su aplicación. Pero es un motor cuya fuerza puede modularse fácilmente: basta con aplicar la tecnología a mecanizar el caos existente y se suprime todo atisbo cambio real.

  • Los empleados públicos pueden ser el motor más importante pero también acaban siendo el freno decisivo. En las grandes organizaciones públicas, de miles y miles de personas hay, a todos los niveles, innovadores que en el día a día y en pequeñas cosas ejercen el oficio. El problema radica en que su energía tiene una complicada salida hacia otras partes de la organización y que es ésta misma la que tiende a atenuarla.

Seguramente en este último punto esté una de las claves del por qué hablar de innovación en lo público puede sonar tan extravagante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pienso como tú, que el impulso para la innovación tiene que venir de los agentes que intervienen en la Administración: políticos, funcionarios y ciudadanos. Y que la tecnología puede ser una potente palanca para el cambio.

Me llamó la atención que Ullibarri no incluyera a los políticos entre los posibles "motores del cambio". Salvo que fuera un despiste mío al tomar las notas de su intervención. Estaría bien que lo aclarara él mismo. O que publicara la ponencia para que pudiéramos comprobarlo por nosotros mismos.