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reflexiones sobre administración pública inteligente

martes, 11 de marzo de 2014

Inprendedores digitales y realismo institucional

El ecosistema digital es un espacio infinito donde conviven profesionales de gran talento que además están dispuestos a compartirlo. Ello facilita que abunden ideas, propuestas, reflexiones, etc. que gracias a la difusión, el debate, y el acceso libre al conocimiento que permiten las redes sociales se generen un amplio abanico de estados de opinión que poco a poco tienden a cuajar en ideas marco compartidas, paradigmas de cambio, en cierta medida transgresores y revolucionarios. Pocos dudan pues en estos momentos que lo digital es un enorme laboratorio de innovación; incluso algunos de los más reacios a todo lo que suene a tecnología van dando poquito a poco pasos de entrada en este mundillo.

En lo que se refiere a lo público, las cada vez más amplias comunidades que se estructuran en torno al
asunto de la Administración están formadas por personas a las que, estando en una similar "longitud de onda", nos resulta relativamente sencillo conectar y compartir puntos de vista en todo lo que tiene que ver con el cambio , la innovación y el desarrollo de nuevos modelos de política y Administración.

Llegados a este punto, el riesgo de "guettos endogámicos" es evidente y en cierto modo inevitable. Por ello veo necesario insistir en la necesidad , no sólo de que la comunidad crezca - eso es algo que ocurre todos los días de forma espontánea y natural por lo que no debe preocupar demasiado - sino sobre todo que en dicho crecimiento sea capaz de ir penetrando cada vez más en el mundo analógico de las Administraciones que es, no lo olvidemos, donde está la capacidad de toma de decisiones y de convertir lo que se maneja a nivel de discurso en una realidad.

El objetivo es por tanto es ser menos outsiders y más insiders, menos frikis y más agentes de cambio interno creíbles y fiables; para lo cual el entusiasta debate e intercambio de conocimiento que tiene lugar en las comunidades digitales debe tocar un poco de pelo del realismo institucional.

La connivencia entre lo analógico y lo digital es una vez más necesaria... aunque no suficiente.


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