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reflexiones sobre administración pública inteligente

miércoles, 16 de mayo de 2012

Evaluación y democracia participativa

Hace unos días pude asistir a la conferencia de la profesora Sonia Ospina "La evaluación de los resultados en la gestión pública". Muy interesante, sobre todo por la perspectiva de una persona del otro lado del charco que ha desarrollado gran parte de su actividad académica investigando la institucionalización de programas de evaluación en diferentes países latinoamericanos.

La profesora Ospina incidió en el cambio de cultura que supone la evaluación. Principalmente porque no se trata de enfatizar - a través de la "monitorización"- en procesos o el cumplimiento de esta u otra ley, sino hacerlo en los ciudadanos, mediendo la efectividad (impacto) y calidad de los programas públicos. A tener en cuenta: es una decisión con un importante matiz político (no sólo técnico) y el miedo al resultado suele provocar distorsiones: falseo o  bajada de objetivos (para que todos cumplan). Por ello, para cumplir el expediente se suele optar por sistemas de control (procesos, personas, etc.) , no de evaluación, que son mucho menos comprometedores y más fáciles de implementar.

Pero es la evaluación, según Ospina, quien refuerza la capacidad del estado e involucra a toda la sociedad, en el sentido que es ésta quien plantea las exigencias en la rendición de cuentas; y para ello está una evaluación centrada en la mejora de las decisiones políticas y la asignación de los recursos que son de todos.

Repasando de forma comparada las mejores prácticas en los países latinoamericanos concluyó que existían dos modelos: el modelo Plan, de enfoque más estratégico en el nivel de las políticas públicas; y el modelo Presupuesto, de enfoque más instrumental en el nivel de la asignación del gasto. La realidad es que uno adolece lo que tiene el otro, siendola solución más equilibrada la de un sistema mixto.

Habló de tres países que tienen institucionalizada la evaluación: Brasil, Chile y Colombia. Y a los tres se les plantean los mismos desafíos: asegurar la crecibilidad (desarrollo técnico) del sistema y que la sociedad dé a los resultados un mayor uso.
 
Escuchando a la profesora Ospina  suspiraba yo por tener en nuestro país hubiera una concienciación y apoyo real al máximo nivel para evaluar políticas publicas. Y más con lo que nos estamos jugando.

1 comentario:

Marta de Miguel dijo...

Me parece fundamental esa diferencia entre control y evaluación. Lo necesaria que es la segunda y lo dañina que puede ser la primera !!

Como en otros muchos campos lo fundamental es la exigencia de la ciudadanía hacia un modelo más maduro, tanto en el ámbito político como en el de gestión interna de nuestras administraciones (esa batalla en la que estamos unos pocos).

Gracias Oscar por tus resúmenes. Hay ideas muy interesantes.