De las organizaciones 0.0 a la DESorganizaciones 2.0
Las organizaciones tradicionales (1.0) están basadas en una estructura formal de puestos, funciones y competencias ejercidas por personas que la forman; así como en un esquema informal de relaciones y posiciones relativas de poder, habitualmente más determinantes. Ambas pueden variar a lo largo del tiempo según la misión corporativa, el contexto, las tendencias, la composición accionarial/política, etc. Lo que nunca varía es la presencia de directivos en las posiciones más relevantes.
Según la RAE , directivo es todo aquel que tiene la facultad de gobernar, regir, dar reglas para el manejo de una dependencia, empresa o pretensión. En todas las organizaciones existen directivos; las carreras se planifican para un crecimiento profesional con el objeto llegar a alcanzar ser directivo; muchos profesionales luchan día a día por llegar a serlo. Ser directivo aporta poder, brillo social, reputación. Ocupan la cúspide de empresas e instituciones públicas. En muchas ocasiones se asocia directivo al que más sabe, a una figura decisiva, a quien es capaz de orientar, guiar o impulsar. Suele asumirse que los líderes de las organizaciones son sus directivos. Los directivos patrimonializan departamentos o proyectos en los disponen de subordinados (la utilización de esta palabra no es casual utilizar). Hay toda una ciencia directiva, el management.
Esto y mucho más está convencionalmente asumidos por (casi) todo el mundo: es el modelo en que se han venido basando empresas e instituciones públicas. Pero estamos en época de cambios radicales: la crisis (depresión?) que está comenzando y los valores de la red social van a romper muchos esquemas (en parte ya han empezado a hacerlo)
¿Será necesaria una refundación del modelo organizativo, y consecuentemente, del concepto directivo? Es una pregunta abierta que no me atrevo a constestar con rotundidad, pero sí que puedo serviros algunas aportaciones que se me han ido ocurriendo de forma un tanto desordenada:
- Los directivos (españoles) no saben gestionar una crisis: no lo digo yo, lo dice la noticia que os adjunto. La mayoría no se ha enfrentado a una recesión y mucho menos a una crisis sistémica como la que estamos empezando. Los años de bonanza han sido muchos; las técnicas tradicionales, abundantes pero sólo para contextos predecibles; entran en juego nuevas variables de una complejidad extrema, que tienen descolocados a la mayoría.
- El desprestigio de la función directiva, la ética directiva está en cuestión: se apunta a las cúpulas empresariales como parcialmente responsables del hundimiento del sistema por su falta de valores, juego cortoplacista y enriquecimiento desmesurado. Asumiendo que no todos son iguales, las sospechas están servidas.
- La dificultad de pintar organigramas en una configuración en red: compartir o colaborar están en la antítesis de la tradicional definición funcional o competencial de los puertos de trabajo. Serán necesarias organizaciones más difuminadas e inestables.
- Del liderazgo directivo al liderazgo compartido: el creciente valor de las personas y la proliferación de las redes deslocalizan el conocimiento y el poder. Los valores colectivos adquirirán preminencia frente al liderazgo unipersonal.
- El directivo tradicional y su limitación para las nuevas habilidades que se puedan demandar: escuchar, convencer, conversar, interactuar, cohesionar, transparencia, humildad.
- Lo micro frente a lo macro, atomización creciente y especialización. Adiós a los perfiles generalistas.
- Inquietud y curiosidad permanente: con la de cambios tan vertiginosos en tan corto espacio de tiempo se hace difícil asumir una desidia en estar al día.
- La utilización de nuevos recursos: cuadros de mando, informes periódicos o reuniones de poco van a servir para detectar lo que está pasando interna o externamente , por dónde van a ir las tendencias. Las herramientas van a ser otras y estarán vinculadas a la creciente alfabetización digital de ciudadanos / consumidores.
- Los últimos serán los primeros: la llegada de nuevas generaciones, mucho más preparados a asimilar los cambios, razonar y comprender con otros esquemas les darán una ventaja competitiva importante.
3 comentarios:
Sólo una puntualización. Creo que no has resaltado lo suficiente esa especial casta de directivos (públicos y privados) para apoyarse en el paradigma de las organizaciones en red para no realizar ninguna gestión de la suya, dejándolas nadar en el caos hasta llegar al naufragio.
El problema es que quizás haya directivos que no ejercen correctamente la función de Dirección. A mí me gusta bastante la definición que hace Eduardo Pérez Gorostegui en su libro "Comportamiento Organizativo": "la dirección es un proceso encaminado a conseguir los objetivos de la organización mediante la aplicación de los factores disponibles, desarrollando las funciones de planificación, organización, gestión y control". Ello exige una serie de cualidades en los directivos, como "la facilidad para trabajar en equipo, la capacidad para diseñar y llevar a cabo planes a largo plazo, el valor de asumir riesgos, o el saber desarrollar y mantener buenas relaciones humanas". ¿Estaría afectando de la misma forma la actual crisis si realmente nuestros directivos tuvieran estas cualidades?
Muy buena reflexión, Oscar.
A ver si al final va a tener razón Julen ;-).
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