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reflexiones sobre administración pública inteligente

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La política de la crisis


La designación de tecnócratas al frente de los gobiernos de varios países ha puesto de moda el debate sobre cuáles son más convenientes, si políticos o técnicos al frente de las instituciones públicas. En mi opinión es incuestionable el papel de la política en la dirección de lo público.

Me parece sumamente peligroso, no ya el que que la política pueda ser o esté siendo sustituida por la tecnocracia, sino el mero hecho de que se plantee este debate. ¿Por qué entonces? Quizá se trate de un episodio más de ese saco de episodios inéditos que vienen ocurriendo últimamente, un torpedo más (y ya van unos cuantos) sobre lo público.

La política, por delegación de los ciudadanos (no lo olvidemos, es importante), tiene la legitimidad democrática para dirigir los asuntos públicos. Su servicio a la sociedad se basa principalmente en recabar las distintas necesidades que se producen y resolverlas, gestionando los conflictos, buscando soluciones que cuenten con un respaldo suficiente y repartan los esfuerzos. En estos tiempos de grave crisis, la política es más importante que nunca, precisamente por la tremenda incertidumbre, inestabilidad que nos rodea sino por la ambiguedad y poca definición de los problemas, su carácter transversal y global, y los impactos sobre la igualdad y cohesión social que las distintas soluciones pueden plantear. Salir de la crisis es importante, pero también cómo se sale de la misma y las consecuencias a largo plazo que se puedan ocasionar. No es esa la perspectiva técnica, la cual desde un conocimiento experto aborda soluciones teóricas a los problemas, basadas en planteamientos racionales de decisión. Nada más alejado de la realidad que demandan problemas públicos cada vez más complejos y retorcidos.

Por tanto, no deja de ser cuando menos sorprendente, que cuando más necesaria es la política más se la cuestione y más aparezcan debates de este tipo. Otra paradoja más. ¿Motivos? Hay muchos, algunos que aquí no vienen a cuento. Quizá uno pueda ser el desprestigio de la política. Mis alumnos en la universidad me manifestaban el otro día su alejamiento de la política y su mala opinión de ésta. Nada que os pueda sorprender. Pero les animaba a no confundir política con (partidos) políticos invitándoles a estudiar el caso de Sergio Fajardo, alcalde de Medellín (2004-2007) como ejemplo de lo que la política supone y de cómo cualquier ciudadano teóricamente (si no sufriéramos este sistema partitocrático que tanto ahoga) puede dar el salto a la acción en los asuntos públicos.

Volviendo al inicio, la política sigue siendo no necesaria sino imprescindible. Lo demás supone una anormalidad; una más de las tantas que nos están tocando vivir en estos tiempos difíciles.

4 comentarios:

Iñaki dijo...

El problema parece, y padece, una contradicción en los términos. Los políticos tienen la legitimidad y pueden, o deberían poder, llegar donde no llegan los técnicos, pero a su vez se apoyan en estos ya que no pueden conocer todas las implicaciones o, si son sinceros, reconoceran que necesitan de aquellos. Pero también sabemos que no hay saber neutral ( y ¡ay del técnico que quiera poner como justificación de sus análisis sus posiciones políticas!) por lo que la pelota vuelve a los políticos y al final todo es un totum revolutum donde ya no sabes dónde hay racionalidad política y dónde racionalidad científica o técnica y cómo diferenciarlas y asignar su papel respectivo.

ocortes dijo...

De hecho Iñaki muchos técnicos acaban siendo políticos....pero son "oficios" diferentes. Los primeros intentan tomar decisiones sobre problemas recurrentes que estudian desde una perspectiva experta. Los segundos se enfrentan a situaciones de más incertidumbre, son funciones más de acción y que demandan habilidades sociales capaces de intermediar entre diferentes grupos en conflicto.

iñaki dijo...

Muy interesante tu ultima frase sobre los políticos. ¿será que no tienen suficientes habilidades para, defendiendo sus posiciones, poder comprender las del otro y actuar con inteligencia no partidista o que son demasiado partidistas? Comprendo que lo puedan ser nomimalmente pero en situaciones de crisis ¿no "manca finezza"? ¿no es más lo que nos une que las hipoteticas diferencias ideológicas mas miopes? Como bien decias en el artículo el problema es identificar lo político con lo partidista pero parece que a nadie le interesa deshacer ese "montaje" y a los que menos a los políticos, a los malos políticos, que parecen ser la mayoría, por desgracia.

Mercedes - Clases de Yoga dijo...

Confieso que la política nunca ha sido un tema de mi dominio personal. Sin embargo como bien lo explica usted en este post, coincido en que la gestión de los políticos es indispensable. A menudo nos disgustan las gestiones de los políticos, porque se alejan de su verdadera función, la administración pública. Pienso que los técnicos tienen su lugar y no debieran sobrepasar sus funciones. Saludo su entereza. Gracias por su valioso aporte. Saludos.