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reflexiones sobre administración pública inteligente

miércoles, 24 de febrero de 2010

La brecha entre formación y desarrollo profesional


Con motivo del Expoelearning 2010 he tenido ocasión de asistir a algunas charlas dentro de la Jornada sobre E-learning y Gestión del Conocimiento en las Admnistraciones Públicas. Me ha gustado especialmente la breve pero afinada exposición que Iñigo Babot, director de IBBM Consultores, ha realizado, especialmente por su diagnóstico sobre la visión que desde dentro de las organizaciones públicas existe sobre un aspecto tan crucial como el de la formación. Tan real como la vida misma:


La alta dirección pública se centra en cuánto les cuesta la formación (control presupuestario), y el número de cursos realizados sin mirar cuáles, ni para qué sirven, ni su relación con los itinerarios profesionales de los participantes, ni su vínculo con una estrategia superior.


Los gestores de formación se fijan en programas "enlatados", fáciles de comprar y gestionar, que guardan poca relación con la realidad. No se preocupan por el formato ni la metodología y prefieren comprar fuera (se apuesta poco por formar monitores de dentro).


En cuanto a los participantes, demandan un seguimiento personal y una relación con su trayectoria profesional, necesitan más formación en habilidades que en contenidos teóricos, destacan las limitaciones que sufren para gestionar equipos y se sienten infravalorados frente a homónimos de la empresa privada.


Ante esta realidad se plantea un cambio hacia la formación en competencias que algunas Administraciones ya han iniciado (el INAP se lo está planteando) . El escenario deseable sería entender la formación como una herramienta de acompañamiento a itinerarios profesionales bien definidos (preferentemente individualizados o alternativamente por niveles organizativos) y con apoyo de tutores internos (debidamente formados para ello)..


Desgraciadamente las Administraciones todavía están lejos, muy lejos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por el comentario.
Un abrazo,

Íñigo

Anónimo dijo...

Yo estaría a favor pero no me imagino personal de la Administración que, además de su función habitual, ejerciera de monitor, formador o mentor. Como mucho, llegarán a crear un cuerpo de formadores internos lo cual será un completo desastre.