i-public@
reflexiones sobre administración pública inteligente

lunes, 9 de febrero de 2009

Salidas y entradas en la Administración


Leo hoy en Expansión.com una noticia curiosa: Japón limitará a los ex funcionarios al entrada en la empresa privada. Por lo visto, en el país nipón existe la costumbre que los altos funcionarios anticipen su retiro de la función pública para acceder a puestos en el sector privado que deben estar bien retribuidos. De esta forma las empresas aprovechan la experiencia, conocimiento, influencias, y algunas cosas más... de aquéllos que durante años han estado llevando los hilos de la Administración desde posiciones de relevancia.

En España no ocurre lo mismo pero sí algo parecido: ocurre con cierta frecuencia que funcionarios de ciertos cuerpos de élite de la Administración, tras no muchos años en la función pública, pasen sin complejos a empresas privadas con las que seguramente tuvieron que lidiar en su momento, ofreciéndoles el capital de conocimiento, experiencia y contactos adquiridos en el servicio público a cambio de una retribución muy superior que la fijada en los PGE.

Es un hecho que nuestra sociedad se fija con demasiada frecuencia en los movimientos público-privados que se producen por parte de los políticos, pero poco en los que protagonizan los funcionarios. La regulación a través de las leyes de incompatibilidades es más bien laxa y refleja con mayor intensidad esta mayor preocupación.

Por supuesto que todo el mundo tiene derecho a dirigir su carrera profesional en el sentido que más le interese. Pero el servicio público tiene una particularidad nada desdeñable: la defensa de los intereses colectivos con neutralidad es una actividad demasiado importante como para permitir la salida y vuelta a la Administración con escasas cortapisas. Sería preciso dar pasos en el sentido de poner requisitos más severos para la obtención de ciertas excedencias según sean los motivos de las mismas así como límites muy claros a la posibilidad de retorno a la Administración una vez ejercida una actividad privada durante un tiempo determinado.

Quien acceda a la función pública debe tener muy claro que su nueva condición demanda una apuesta seria por un servicio a largo plazo y con compromiso. Y las empresas deben recibir señales claras que la Administración no puede servir de cantera para la formación de algunos de sus directivos.

8 comentarios:

Félix Serrano dijo...

Y sin embargo, Oscar, yo creo que la permeabilidad es buena y redunda en beneficio de ambos: A las empresas, cuando contratan a alguien que ha trabajado para la Administración, porque permite ofrecer mejores servicios y ofertas más adaptadas a los fines y procedimientos de las AAPP, que son como sabemos bastante especiales.

Y a la Administración, cuando contrata a personas que han trabajado en las empresas, porque pueden aportar métodos de eficiencia y eficacia a los que no está acostumbrada.

Enlazando con el reciente artículo de Rafa Chamorro, cuanta más transparencia haya, mejor. Eso facilita también la movilidad.

Emilio García García dijo...

Oscar, no entiendo tu conclusión. Estoy con Felix que el paso entre ambos mundos es enriquecedor para ambos lados. Otra cosa es que haya que ser vigilante con cómo esos pasos de uno a otro lado se producen, pero eso parece natural, del mismo modo que los cambios entre empresas del sector privado ha de ser de acuerdo a una ética.

ocortes dijo...

@felix serrano y @gabiotillo..... mi posición no es de una rechazo frontal o prohibición del paso de empleados públicos al sector privado. Lo que reivindico es una normativa clara y transparente al respecto con reglas perfectamente definidas y que limiten fugas de talento que luego se utilicen desde el sector privado para buscarle las cosquillas a la Administración y luego estos profesionales vuelvan tan panchos a sus puestos de origen después de unos jugosos contratos.... Igual que un profesional privado debe conocer que si ocupa un puesto público hay unas particularidades, el funcionario público en su status debe tener inherente que el paso al sector privado debe hacerse en unas condiciones que no pueden ser del todo vale...

emilio dijo...

no entiendo el punto que intentas mantener....¿por qué a un profesional como tú no se le ponen cortapisas para que trabajes en el sector público - apuntas tu experiencia Correos, TGSS, etc - y sin embargo ves "complicado" que profesionales del sector público trabajen en lo privado...¿algún raro elitismo?¿proteccionismo?¿o simplemente comentario vacuo?

Anónimo dijo...

Normativa creo que ya hay... lo que creo que quizás sea necesario es mayor transparencia y, en contra de lo que opinas, mayor flexibilidad.
Pongo un ejemplo: uno de los límites para que no se pueda compatibilizar un trabajo (pluriempleo) con la condición de funcionario radica simplemente en el complemento específico que se perciba. Como todos sabemos, el sueldo base de un funcionario es sólo una parte de la nómina (y normalmente de baja cuantía), siendo a través de los complementos de destino y específico como se "normaliza" un poco la nómina. Esto hace que en la mayoría de los puestos se supere el mínimo establecido (en mi Administración todos los puestos de la RPT lo superan). De esta forma se imposibilita es que se pueda compatibilizar cualquier actividad externa a la función pública. Pongo un ejemplo, personal además. Antes de ser funcionario compatibilizaba mi actividad en una empresa privada con docencia en cursos profesionales. Al tomar posesión como funcionario tuve que renunciar a seguir haciendo mis "pinitos" en la formación, solicité la compatibilidad y... denegada. Si quería compatibilizar docencia tenía que ser o bien para mi misma Administración (también habría sido posible como Profesor Asociado de Universidad, pero no viene al caso).
Conclusión: ¿de verdad crees que nadie en mi Administración compatibiliza una segunda actividad? La rigidez solo deriva en economía sumergida y eso sí que no viene bien a nadie.
En mi opinión, uno de los más beneficiados con la permeabilidad es la propia Administración; que parte de su personal aporte visión externa siempre es enriquecedor. De hecho, nada más tienes que observar con cada nueva promoción de funcionarios quiénes son los que más enriquecen el entorno de trabajo; se ve una diferencia perfecta de quiénes acceden, o accedieron, directamente a la Administración y quiénes se han curtido en el sector privado.

ocortes dijo...

@gloglo gloo: no entiendo bien tu comentario porque yo soy un empleado público y en ningún caso me opongo a que que haya un movimiento. Es más, lo público y lo privado no hay que verlo como algo tan separado y distante. Ahora bien, hay que considerar que hay pautas (éticas, p.ej) diferentes y hay que establecer normas claras y transparentes. Simplemenete ese era el sentido de mi post.

@drjordan, mi post no iba en el sentido de la incompatibilidad de quien trabaja en lo público y quiere desempeñar una segunda ocupación (docencia, asesoría, etc.), sino en las prácticas de oscilar entre un ámbito y otro sin demasiada transparencia

Anónimo dijo...

@ocortes pero ¿no crees que la limitación de ese traspaso de la Administración a la privada y viceversa debería venir dada por los mismos criterios que la incompatibilidad? Me explico. Si no he entendido mal, tu preocupación viene de que se puedan estar sacando provecho de los contactos realizados en uno u otro lado. Por ello, para eliminar esas posibles ¿influencias?, ¿no sería conveniente aplicar los criterios relativos a la tipología de actividades contemplada en la normativa de incompatibilidad?
De esta forma, que te quieres ir de la Administración a la privada a desarrollar una actividad que no tiene relación directa con tu trabajo en aquélla, pues no hay pegas. Que te quieres ir a una empresa con la que en tu trabajo en la Administración tienes relación directa, pues en este caso lo que quizás habría que evitar es que después se pudiera volver al mismo puesto. Entonces a lo mejor lo que se debería de reglamentar más ampliamente es la reserva de puesto para las excedencias, sin más.

ocortes dijo...

@drjordan, sí, algunos criterios de la incompatibilidad actual serían válidos. Pero también otros: a mí me preocupa p.ej. que muchos inspectores de hacienda jóvenes se vayan a grandes despachos a ganar una fortuna, a poner sus conocimientos al servicio de buscar las cosquillas a la Administración, que luego se diga que no hay inspectores y que hacen falta más, y que al cabo de un tiempo a estos señores se les permita (si les conviene) volver a su puesto público como si nada...