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reflexiones sobre administración pública inteligente

lunes, 2 de julio de 2018

Termina una etapa

El tiempo ha pasado rápido desde que a finales de 2014 decidí aceptar el reto de trabajar para transformar nuestra Administración de Justicia. Un reto mayúsculo, "para valientes" - como me dijo una vez un amigo - cuya dureza en poco o nada se parecía a otros proyectos que había emprendido en el sector público con anterioridad. Tres años y ocho meses después esta etapa ha llegado a su fin.

Han sido años de gran satisfacción personal y profesional. A nivel personal me ha servido para aprender mucho en poco tiempo, para conocer una Administración diferente e incorporar a mi agenda de contactos y amigos a excelentes profesionales en un sector, el de la Justicia, que se ve diferente según seas ciudadano, intervengas en un proceso, o trabajes dentro de él.

A nivel profesional me ha servido para poder mostrar en el futuro cómo desde el nivel político de la Administración también se puede trabajar con vocación por el interés general, situando en lo más alto de la escala de prioridades del departamento proyectos de transformación con "perspectiva de país". En este punto todos los agradecimientos son pocos: al ministro Catalá por haber confiado en que un profesional público independiente como es mi caso le pudiera ayudar; a los altos cargos de esta etapa (secretaria de Estado, subsecretaria, secretario general, directora de gabinete, directores generales) que han dedicado a este proyecto un tiempo muy importante de sus quehaceres; y  a los funcionarios del Ministerio, colegas de gabinete, jueces, fiscales y letrados de la Administración de Justicia, compañeros todos ellos, con los que codo a codo he estado trabajando en estos años.

Todos sabemos que tres años y medio en tiempos administrativos no son demasiado. Al frente del los Ministerios se suceden equipos de diferente color político que intentan todos ellos dejar su granito de arena. Los que hemos estado en esta ocasión en el equipo de dirección del Ministerio de Justicia hemos intentado dejar también nuestra modesta aportación.

Ha habido - como siempre en estos casos - logros y errores, proyectos que hemos acabado y otros que no ha sido posible. Entre los logros y proyectos acabados podemos presumir de que en este periodo se ha acelerado como nunca el despliegue de la digitalización en Justicia, lo hemos convertido en un camino irreversible que , guste o no, tendrá que continuar. Entre los errores ha habido alguno como el error técnico que produjo la brecha de seguridad en LexNET o el siempre insuficiente tiempo y dinero que se dedica al lado humano del cambio. Por último, entre los proyectos que me hubiera gustado terminar queda la transformación del Registro Civil, un proyecto organizativo, humano, y digital que supondrá una auténtica revolución en muchos de los asuntos de la vida civil que nos toca como ciudadanos. Aunque, eso sí, tras años de parón, lo hemos dejado encarrilado con un nuevo sistema de Registro Civil digital (DiciReg) en construcción que muy pronto empezará a ofrecer resultados. Estoy convencido de que, pasado el tiempo y con más perspectiva, esta etapa de gran impulso a la transformación  en el Ministerio de Justicia se valorará en su justa medida.

Termina un ciclo y empieza otro... ya veremos que oportunidades profesionales se presentan en el futuro. La consecuencia más inmediata será retomar en cierta medida esta bitácora, un poco aparcada por imposibilidad material de escribir en los exigentes años que ahora terminan. Sea el que sea el destino que nos toque será difícil igualar la etapa en Justicia, aunque procuraré enfrentarme a él de la misma forma, con el máximo rigor y profesionalidad.


2 comentarios:

RAP dijo...

Me alegro que esta etapa te haya resultado satisfactoria, aunque me preocupa que no seas consciente del descontento y la insatisfacción de todos los usuarios, muy en particular de los Jueces y Magistrados, que -siendo los titulares del Poder Judicial- se han sentido ninguneados en todo este proceso, cuya intención política no se le escapa a nadie. Bajo la capa de la digitalización (imprescindible e indiscutible, sobre todo si se hubiera hecho con arreglo al estado actual de la tecnología) se han sentado las bases para una mayor injerencia del Gobierno en el Poder Judicial. Quien no entienda esta circunstancia, se limitará a repetir como un mantra que los Jueces tienen "resistencia al cambio", pero no es así: los Jueces tienen, y deberían tener más, toda la resistencia del mundo contra medidas aparentemente neutrales (tecnológicas) que, sin legitimidad constitucional para ello, apoderan cada vez más al Gobierno, debilitan la posición de los titulares del Poder Judicial y, en definitiva, socavan los fundamentos del Estado de Derecho. Tecnología al servico de los Tribunales, sí, tecnología como "caballo de Troya" del ejecutivo, de ninguna manera, y esto último es lo que se ha venido haciendo hasta ahora. Quedo a tu disposición.

Borja Colón dijo...

Eres un "valiente", y lo has demostrado todo este tiempo Óscar, abrazo fuerte y a seguir luchando!