Modernización: receta frente a la corrupción
Ayer salta la noticia de la investigación que se está llevando a cabo en la Concejalía de Urbanismo y en la de Medio Ambiente de Madrid por la presunta conducta delictiva de una serie de funcionarios municipales al cobrar comisiones ilegales a cambio de acelerar la concesión de determinadas licencias. En ese momento los focos informativos apuntan a la administración municipal y se suceden en diversos medios de comunicación las opiniones sobre el funcionamiento de los servicios públicos en cuanto a su pesada burocracia y lentitud.
Es de sentido común que unos servicios públicos con deficiente desempeño son contrarios a las crecientes necesidades tanto del conjunto de ciudadanos como de los actores económicos que operan en su territorio. Necesidades concretadas en atributos como cantidad, calidad, eficacia, eficiencia, accesibilidad, rapidez, etc. Este decalaje entre lo que necesitan unos y ofrecen otros supone terreno abonado para corruptelas y otras irregularidades en las que a cambio de un dinero se active "espontáneamente" la voluntad del funcionario en términos de disposición y diligencia. Desgraciadamente corrupción, débil arquitectura institucional y lamentable funcionamiento administrativo suelen ir de la mano.
Precisamente una de las causas por las que nace el derecho administrativo y la burocracia es garantizar un control riguroso del proceso, con las garantías necesarias. Pero son precisamente elementos intrínsecos del procedimiento administrativo, su mala práctica y los vicios inherentes al funcionamiento público los que suelen provocar pesadas cargas en términos de tiempo, papel, desplazamientos, etc. a menudo insoportables para los usuarios. Ahí nacen los "atajos" que inductores e inducidos toman para su mutuo beneficio y el perjuicio de la mayoría.
Prácticas de este tipo legitiman a aquéllos que consideran a las empresas privadas como la panacea que soluciona el problema. Y les ponen en bandeja la iniciativa inmediata, el atajo de la externalización, sin considerar que decisiones de este tipo deben ser valoradas con el suficiente análisis y calma porque sus implicaciones son complejas. Este consejo humildemente le daríamos al alcalde de Madrid que rápidamente ha saltado a la palestra con este planteamiento un día después de la noticia.
Otros, sin embargo, como nosotros y como creo que la mayoría que participamos en la blogosfera pública apostamos por una modernización y una puesta al día de la Administración en todos sus ámbitos (personas, procesos, cultura, etc.) dotada de objetivos y mecanismos de control del siglo XXI, con un fuerte componente tecnológico y con inversiones suficientes que garanticen el éxito del proceso. Esta es nuestra receta para hacer lo público más dinámico, eficaz y eficiente, y que se reduzcan a la mínima expresión estos sucesos.
Por último un artículo que he leído hoy de Joan Subirats, catedrático de la Autónoma de Barcelona . Aunque se presta a análisis, acuerdos y desacuerdos creemos que merece la pena.
2 comentarios:
Buena receta, Oscar. La mejor vacuna contra la corrupción, la modernización administrativa. Con transparencia y participación, es más difícil la corrupción. Me ha salido un pareado ;-).
Y buen artículo, el de Subirats. ¡Que no perdamos las ganas de seguir soñando!
Yo también he tenido un escalofrío al oir a Gallardón que la solución pasa por externalizar los servicios. Si esas son las soluciones de un gestor-político elegido por los ciudadanos, apañaos estamos. Los que abogamos por una Administración moderna, ágil, bien estructurada, con sus objetivos bien marcados, y una profesionalización y regularización de las funciones, debemos hacernos oir para evitar salidas de tono como la del Alcalde madrileño.
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