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reflexiones sobre administración pública inteligente

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Directivos frente al entorno político. 5 consejos

Los directivos públicos están en el epicentro de las políticas: participan en su formulación y, especialmente en su ejecución. Estar en esa posición exige trabajar con la función política de la organización. Sin embargo, con demasiada frecuencia, el ensimismamiento burocrático tiende a minusvalorar la importancia de saber gestionar este entorno político. De ahí que se dé la circunstancia de que esta sea, en muchos casos, una de las carencias más significativas de los directivos públicos, si es que así podemos llamar a aquellos que ostentan funciones de gestión en las Administraciones.

En mi caso he tenido la suerte de haber trabajado en todos los ecosistemas de la Administración. Sin ser político, he trabajado mis últimos cuatro años en el nivel político de un Ministerio. En otras épocas mi función ha sido de técnico y algunja temporada he estado más en ese nivel intermedio de interfaz entre lo técnico y lo político. Ese aprendizaje lo resumo en
cinco consejos que pueden ser útiles para aquellos que ocupen o quieran ocupar puestos de relevancia en la Administración: 

El primer consejo es quitarse prejuicios. La cultura del directivo público de procedencia funcionarial  suele venir marcada por una larga trayectoria administrativa en la que se ha consolidado conocimiento técnico, saber hacer y orgullo corporativo. Este sedimento no se deja a un lado cuando se pasa de la función estrictamente funcionarial a la directiva  y marca indefectiblemente el quehacer directivo. La cultura a la que me refiero trae de fábrica el  "ellos y nosotros", ellos igual a políticos y nosotros igual a funcionarios, con prejuicios y asunciones que no siempre son correctas y que se erigen como barreras (a veces insuperables) que dificultan las políticas públicas. Este mismo argumento también funciona en la otra dirección, pero de ello hablaremos otro día.

El segundo consejo tiene que ver con nuestra capacidad para comunicar.  Los cargos políticos necesitan ideas claras, argumentos, datos veraces, sencillos y de impacto. Si tenemos proyectos que como directivos públicos queremos que avancen tenemos que saber vender y convencer. Todo ello no puede hacerse con argumentos complejos, notas farragosas, tecnicismos incomprensibles. Las políticas tienen que llegar a los ciudadanos y éstos las tienen que comprender para que sean valoradas y aceptadas. La función política es la encargada del interfaz pero ha de poder traducir los proyectos al lenguaje de la calle. Y gran parte de la responsabilidad de poner en valor estos  proyectos para que el político pueda hacer esta labor corresponde al directivo público.

La tercera clave es potenciar nuestra actividad relacional. El directivo público ha de interiorizar que gran parte de su éxito lo alcanzará gestionando lo informal; y lo informal se gestiona a través de las relaciones. Salir del despacho y tomar contacto con los problemas no sólo es una función de la política, sino que ha de ser también propia del directivo público. Así conocerá, comprenderá e interiorizará mejor la política pública de la que está formando parte.

La cuarta clave es poner muchas dosis de empatía, intentar ponernos en el papel de aquellos cargos políticos que están al frente de nuestra institución. La empatía sirve para comprender el contexto, la situación a la que se enfrenta el político y el por qué de sus decisiones. Nos ayudará para alinear la operativa administrativa y poder contribuir a la estrategia definida. En muchas ocasiones, la política va por un lado y el aparato de la Administración por otro. La empatía es la base para un alineamiento que de no producirse impedirá que haya resultados efectivos para los ciudadanos.

El quinto y último consejo es ponernos a aprender como esponjas. Trabajar muchos años con equipos políticos diversos, de un color político u otro , es una fuente inagotable de aprendizaje. Nos encontraremos perfiles, momentos, motivaciones, experiencias todas ellas muy diferentes. En esa diversidad está la riqueza, siempre aprenderemos cosas nuevas que incorporar a nuestra mochila o cosas no tan buenas que no repetiremos jamás.


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