La brecha entre eficiencia y apertura
No sabemos si será coyuntural o estructural pero lo cierto es que nos encontramos ante un cambio paradigmático en el ámbito de la gestión pública.
Hasta hace poco aprendíamos y enseñábamos que la gestión pública se asentaba en una serie de valores - imparcialidad, objetividad, equidad, bien común, interés general, justicia, racionalidad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas, etc.....
Se trata de valores plenamente válidos pero la jerarquía de los mismos (prioridades) ha cambiado. Si antes las pautas para decisiones y actuaciones las marcaban principios clásicos de la burocracia (ley, procedimiento y eficacia) , ahora éstas vienen condicionadas por los apretones económicos (eficiencia) y el activismo social / intraorganizacional (transparencia, participación y colaboración).
La curiosa paradoja es que mientras que sobre el papel se trata de conceptos perfectamente complementarios, que deberían retroalimentarse mediante un liderazgo abierto y transformador (las soluciones eficientes deben ser explicadas, compartidas y construidas por sus protagonistas) lo cierto es que en no pocas ocasiones el proceso es el contrario: la eficiencia se construye a partir de opacas decisiones a cuyo resultado - por ejemplo, el recorte de un presupuesto o el cierre de un servicio- no queda otra que adherirse y adaptarse sin posibilidad siquiera de contribuir, aunque sea de forma testimonial.
Pienso igualmente en cómo potentes vectores de eficiencia , como las TIC, están en cierto modo infrautilizados en cuando a su objeto en la mejora interna de las organizaciones públicas por ese escaso liderazgo "hacia adentro" inspirador que sea capaz de movilizar y comprometer a los miles de profesionales afectados en el ambicioso objetivo de la transformación interna.
Hablo por tanto de un cambio en la jerarquía de valores, pero también de una brecha importante en cómo se están desplegando esos que a día de hoy tienen mayor peso. Brecha que es
fuente de frustración e incomprensión en dosis nada despreciables.
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