Qué duda cabe que los tiempos revueltos son fuente de oportunidades. En este sentido, conforman un contexto donde se abren de par en par ventanas por las que colarse la innovación. Por ejemplo, la necesidad imperiosa de mantener servicios con reducciones presupuestarias de doble dígito supondría que hubiera que dar vueltas y más vueltas para encontrar soluciones, aportando creatividad y decisión. En estos casos el resultado sería soluciones más eficientes desprovistas de "muertos" del pasado que en otras circunstancias nunca nadie se había atrevido a tocar.
Pero no es oro todo lo que reluce. También en tiempos revueltos afloran miedos, inseguridades y bloqueos de diferente tipo. Se dan estas circunstancias por ejemplo en casos donde para encontrar de forma rápida una solución se toman atajos hacia caminos que el paso del tiempo había dado casi por olvidados. En el sector público sabemos bastante de ello, cuando se presenta como innovación lo que realmente es una involución.
Por tanto no está claro del todo que en lo público el contexto actual favorezca la innovación, las nuevas ideas, los buenos proyectos. La presión (política) y la desafección administrativa ocasionada por las circunstancias son caldo de cultivo precisamente para lo contrario.
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