Zombis tras las ventanillas
"Organización zombi" u "organización castrante" son algunos de los ingeniosos calificativos que he encontrado recientemente para caracterizar a un cierto tipo de organizaciones que tienen por denominador común la impersonalización en su funcionamiento y, por ello, una ausencia de alma motivada por la continua poda que ejercen sobre el talento y la iniciativa de los individuos que la conforman. Se trata de grandes burocracias no creáis que únicamente en el sector público sino también en muchas de las grandes empresas de las más alta reputación.
Sabréis de esta patología cuando oigáis a algún directivo afirmar con rotundidad eso de que "nadie es imprescinble". ¡Por supuesto! Pero ojo eso no quiere decir que para preservar el conjunto haya que tirar por la borda el talento de las partes.
Las organizaciones públicas, objeto de este blog, fueron concebidas en su momento de forma intencionada como organizaciones zombis: eran los tiempos del "spoil system" y de lo que se trataba era que funcionaran como perfectas maquinarias de imparcialidad. Para ello la receta fue procedimentarlo todo y anular al profesional. Pasados los años y desbordadas éstas por una ciudadanía más preparada, numerosa y exigente dos tipos de situaciones se ponían de manifiesto: la del zombi individuo escondido tras el procedimiento para no dar respuesta o la del emprendedor interno (inprendedor) busca-vidas que atiende la necesidad.
Los primeros casos los más numerosos y la causa del desprestigio y mala imagen de las instituciones. Se trata de zombis individuos que no nacen, sino que se hacen, en parte porque ya se encarga la propia organización de establecer los mecanismos adecuados para que esto así sea, premiando estas actitudes y castigando las contrarias: la supervivencia y el ascenso al servicio de la sumisión a esta cultura. Quienes pagan : el ciudadano y la legitimidad de lo público.
Los segundos una nada despreciable minoría. Aparecen las redes informales y se buscan los resquicios imposibles del procedimiento. Emergen espacios alternativos de innovación imprescindibles para que el trabajo salga y salga a satisfacción de los usuarios. Algo nada fácil: sobrevivir depende de sortear los obstáculos que plantean estas poderosas estructuras maquinales que ahogan toda posibilidad de vida alternativa.
No convertirse en zombi en una organización pública es complicado. La automotivación y encontrar un grupo adecuado con el que sintonizar son elementos imprescindibles para no verse arrastrado por una fuerza organizativa forjada y realimentada con el paso de los años.
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