martes, 11 de mayo de 2010

e-Administración, crisis y paradojas


En los últimos tres años la Administración electrónica ha ocupado el lugar principal (y casi único) en la lista de políticas públicas de lo que anteriormente era el ámbito del Ministerio de Administraciones Públicas. Ello se ha traducido en un importante esfuerzo, primero normativo y posteriormente presupuestario para adaptar la mayor parte de los servicios al contexto digital o, para la puesta en marcha de herramientas importantes como el e-DNI (en el ámbito de Interior).

Esa primera parte del camino en que la Administración se esfuerza por abrir ventanillas y ofrecer servicios públicos digitales a ciudadanos y empresas se ha recorrido ya en su parte principal y, conociendo la complejidad de la Administración, el resultado es moderadamente bueno, a tenor de los diferentes rankings en los que España suele estar en cabeza (ver post Carlos Guadián hace unas semanas) .

El reto ahora es cómo conciliar el camino que todavía queda por andar con la severa crisis que tenemos por delante. Se podría resumir en tres ejes destacables:
  1. Transformación interna: pendientes de desarrollo muchas de las derivadas que la Administración electrónica supone para el funcionamiento interno de las instituciones (p.ej. tramitación de procedimientos y atención a la ciudadanía) y cómo se van a aprovechar los beneficios de la tecnología para simplificar procesos y racionalizar estructuras. Coincide con que el grueso de las relaciones de puestos de trabajo y efectivos al servicio de las Administraciones (el mayor capítulo del presupuesto público) ocupan este tipo de puestos. Nos encontramos por tanto con un factor de importante potencial reductor de gasto público.

  2. Interoperabilidad: no sólo para que el ciudadano reciba servicios que le hagan la vida más fácil sino, lo más importante de este punto de vista, simplificar las (a veces costosas) relaciones entre instituciones y sumar esfuerzos e inversiones en beneficio del conjunto.

  3. Utilización: sin duda el talón de aquiles del desarrollo actual de la Administración electrónica. Es preciso seguir apostando con fuerza por la alfabetización digital y el desarrollo de infraestructuras, para hacer mucho más accesible y cotidiano la utilización de estos servicios.

Nos encontramos pues que la Administración electrónica va en la línea de un nuevo modelo económico, genera empleos de calidad, estimula el uso de las nuevas tecnologías y, bien aprovechada, las inversiones pueden suponer importantes ahorros a largo plazo en gasto público. Por tanto, en su conjunto (oferta y demanda) sería una política a mantener y reforzar.

Paradójica e incomprensiblemente hay indicios preocupantes que dan que pensar que esto pueda no ser así: la supresión por sorpresa de la Dirección General para la Sociedad de la Información, unidad gestora responsable del Plan Avanza es un claro ejemplo de que los hechos a veces contradicen las intenciones.

Si es que éstas existen, claro...

1 comentario:

  1. Me alegro de este comentario. Últimamente observo una serie de comentarios de profesionales del escepticismo tecnológico (en ciertos círculos profesionales y académicos) relacionados con la modernización administrativa y me alegro de que no se extienda la hemorragia.

    Junto con los temas tan acertadamente planteados, quizá se debería añadir las nuevas oportunidades ligadas a la Administración 2.0. De hecho, ello va a estar muy ligado a la transformación interna y la utilización. De hecho, espero que sea motor de ambas dimensiones.

    Enhorabuena por el blog.

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