Leo el informe sectorial sobre Administración pública elaborado por la Asociación Española de Consultoría (AEC) que conocí a través del blog de Rafael Chamorro. Si tenemos en cuenta que las Administraciones públicas son el segundo comprador de servicios TIC y que el volumen de negocio de consultoría en el ámbito público se acerca a los 1.500 millones de euros, sin duda es interesante tener en cuenta las opiniones de este sector.
Con carácter general, la aportación de las empresas consultoras al desarrollo de los procesos de modernización es positiva. Elementos como la metodología de trabajo, presentación de alternativas gracias a sus bases de datos de conocimiento, know-how específico en ciertas materias, la alta cualificación de su personal, etc. están contribuyendo favorablemente y es de justicia reconocer. En este sentido se trata de un actor imprescindible en el desarrollo de una Administración pública inteligente.
Sin embargo, las empresas consultoras no siempre son bien valoradas desde dentro de las organizaciones públicas. En muchos casos sin razón; en otros quizá con alguna. Sin razón son cuando afloran aquellas patologías que se dan en el ámbito público de creer que los trienios hacen saber a uno todo o las barreras mentales que impiden abrirse a nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas. O cuando, en no pocas veces, existe la opinión de que "éstos cobran miles de euros por hacer lo que desde dentro ya podríamos hacer". También, esto más anecdótico, los trajes inmaculados de consultores suelen poner nervioso al común de los funcionarios.
Sin embargo, a veces, la diferente concepción de lo público y lo privado incide en estas opiniones. Podemos comprobar en el informe de AEC cómo existe un enfoque muy acusado a favor de la transposición de las prácticas del ámbito privado al mundo público. Y esta es una cuestión polémica dentro de las organizaciones públicas. Aunque en nuestra opinión hay que valorar que en ciertos casos sí, son muy útiles y se puede hacer, y en otros no; pero lo que es seguro es que es un asunto que posee muchos matices. Me gustó una cosa que leí el otro día en un post de Javier Llinares: "Modelo burocrático versus modelo gerencial= modelo gerencial-institucional: el cambio al modelo gerencial ha fracasado por maximizar el caracter empresarial. El gerencial-institucional requiere conocer y aplicar técnicas gerenciales pero sobre todo reconocer, valorar, aportar e incrementar el valor público". Efectivamente, el valor público es algo mucho más complejo que el valor prestado por cualquier transacción mercantil, ya que adopta una variedad diferente de formas que van desde la prestación de un servicio a la producción de regulación a los beneficios indirectos de una determinada política. Da para el contenido de un nuevo post.
Estoy convencido de que hay enormes oportunidades de colaboración entre la administración y los consultores. Y estoy también convencido de que, en general, desde la administración no estamos sabiendo aprovecharlas. Seguramente, tampoco el modelo de contratación pública lo facilita.
ResponderEliminarLa experiencia que tengo es que la mayoría de las veces contratamos con grandes empresas que aportan algunas personas con experiencia que dedican poco al proyecto y, al final, el trabajo lo terminan haciendo consultores junior que están aprendiendo el oficio. Y algunos son muy buenos, pero nos sale muy cara su formación.
Desde que conocí la consultoría artesana me ronda insistentemente la cabeza que deberíamos colaborar con este tipo de consultores que están proliferando en la red ;-). Si de mi dependiera lo tengo claro, pero me parece difícil convencer a los jefes. Si se equivoca Accenture es su problema, pero si contratas a un consultor artesano y no sale el proyecto según lo esperado, es más difícil justificar la decisión de la contratación. Si de mi dependiera...
En relación con este tema, me gustó este artículo de Raúl Hernández, el consultor anónimo: "Me gusta la consultoría".
ResponderEliminarComparto, como no podia ser de otro modo, que hay muchas oportunidades de colaboración. Lo que no tengo tan claro es lo de "nos sale cara la formación". Generalmente los consultores trabajan un monton de horas extras que no son facturadas y que nadie reconoce... no es justo lo de la formación, aunque entiendo lo que quieres decir.
ResponderEliminarRecuerdo una de mis incursiones hace años: me presentaron a eso de las 20:00 al Director, em entrevisto y al finalizar me dio la ley postal, acompañada de un monton de papeles extras diciendo: el lunes comienzas y quiero que todo esto te lo traigas aprendido. ¿Imaginais lo que hizo el consultor el fin de semana?