¿Se pueden "refrescar" las RPT de las instituciones públicas?
Hoy me acerco al registro al Registro Civil para proceder a la inscripción del nacimiento de mi hijo y en la ventanilla de información me atiende un señor, ya mayor (calculo que sobre los 65 si no más), gorra de plato sobre el mostrador con el escudo del estado, camisa tipo "guerrera militar" y en la solapa todo orgulloso mostrando la medalla del Cuerpo de Auxiliares Judiciales (hoy ya extinto) y una visible condecoración (supongo que por los servicios prestados). El diligente funcionario me atiende presto y, con ademanes marciales, me indica el negociado donde tengo que acudir. La imagen, propia de los años 50, no podía tener lugar en otro sitio que en la Administración de Justicia, por mucho que en algunas partes hayan incorporado servicios de t-government.
Coincide además que leo en el blog de Antonio Arias Rodríguez un post bastante atractivo llamado "Nuestra Veterana Administración" en el que reflexiona sobre la elevada edad media del personal al servicio de las Adminstraciones así como los "posibles" planes del Gobierno de proceder a "prejubilaciones selectivas" en aplicación de la disposición adicional sexta del nuevo EBEP.
En el Estado, Correos es una organización en la que se están poniendo en marcha cambios importantes en la configuración de sus empleados públicos, cambios que en ciertos casos han sido posteriormente trasladados al conjunto de la AGE, aunque el punto de partida en ambos casos sean diferentes. Así ocurrió con el Plan de Pensiones (con 34.452 partícipes fue el primero del ámbito público y posteriormente llevado a la AGE), con el cambio en el concepto de RPT y la definición de los puestos de trabajo (hacia la polivalencia y la flexibilidad en cuanto a "universalizar" las comisiones de servicios y los nombramientos provisionales) o con las excedencias incentivadas para mayores de 55 años.
Esto último bien podría ser de nuevo un elemento extrapolable a la AGE. La edad media de la plantilla de Correos también es elevada (por encima de los 45 años), su número de funcionarios públicos todavía excesivo en relación al plan de "laboralización" del 100% de la plantilla, la cualificación profesional (estudios superiores) baja y la plantilla excedentaria en puestos principalmente burocráticos y de clasificación manual de envíos. Para solucionar todo lo anterior se puso en marcha hace unos años un Plan de Excedencias Voluntarias Incentivadas, según el cual en función de los años en que se solicite, el funcionario recibe una cantidad a tanto alzado que teóricamente le permite vivir bien hasta los 60 años que solicita la jubilación. Las empresa, por otra parte, reduce la edad media, reduce personal y elimina la figura del funcionario en Correos. El éxito de la medida ha sito total y las peticiones siempre superan a las disponibilidades presupuestarias.
¿Servirá esto de modelo para dar las "gracias por los servicios prestados" a los muchos "mavilagos" (manguito-lápiz-goma) que todavía andan por las oficinas públicas? Veremos
3 comentarios:
A mi modesto entender creo que esa es la solución. Se ha comprobado en RTVE donde, incluso, se ha perdido un potencial de experiencia en comunicación realmente importante. Considero que la AGE debe modernizarse pero no sólo desde las nuevas tecnologías, sino acompañado por una renovación en el modo de pensar y de trabajar. Muchos funcionarios y laborales de 55 años tienen en su lenguaje "yo ya no me complico más la existencia. Dime a qué tecla tengo que dar y punto".
Unas RPTs más ajustadasa la realidad, una modernización del "parque" de funcionarios, y unas tecnologías facilitadoras de la relación ciudadano-administración son de obligado cumplimiento.
Creo que todo esto nos tiene que mostrar que se tiene que cambiar la manera de gestionar los recursos humanos de la administración. Por que no es problema de edad, entiendo, sino de formación continua y de adaptación a nuevas funcionalidades que la propia administración necesite. Cierto que hay que renovar para ofrecer un mejor servicio ya que su reciclaje puede ser un poco peliagudo en algunos casos, pero para que esto no ocurra tenemos que empezar a trabajar en ello desde hoy dando por supuesto una mayor flexibilidad a la definición de los puestos de trabajo y a la distribución laboral dentro de la administración pública.
La mayor fuerza contraria al cambio en la gestión de personas en la administración es que los que tienen que implantar verdaderamente el cambio necesario no son políticos, sino mismos funcionarios que arrastran el sesgo de la cultura tradicional que en su propio subconsciente ellos mismos no se pueden desvincular.
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