jueves, 18 de junio de 2015

Lo público desde lo privado. Cinco consejos.


"Lo público es complejo, y cada vez más". ESta afirmación no siempre es comprendida o compartida por una gran parte de la sociedad. No son pocos los que intentan enjuiciar la performance pública bajo los parámetros de la gestión privada llegando incluso a equiparar una determinada institución y sus dirigentes con una empresa a cuyo frente se encuentra su correspondiente presidente o consejero delegado. Reduccionismo simplista, desconocimiento o simplemente intenciones interesadas de confundir lo público y lo privado. Ambos, mundos cada vez más condenados a entenderse , a colaborar y a apoyarse mutuamente para afrontar los retos que tienen por delante.

No es extraño escuchar comentarios del tipo "lo que necesita la Administración es tener al frente empresarios o directivos de empresa con trayectorias de éxito". No sé muy bien si esta es una receta de éxito asegurado. Posiblemente en determinados casos funcione, y en otros no. Dependerá de las circunstancias, del ámbito de gestión, del profesional, y de la magnitud de la tarea que le hayan encomendado.  A todos aquellos que tengan la oportunidad y se animen me atrevería a darles cinco ítems clave que no deberían olvidar:
  1.  El componente político existirá siempre y es diferenciador. Inexorablemente esto tiene como consecuencia que las soluciones casi nunca son las ideales y que la eficiencia en la gestión se ve condicionada por decisiones, equilibrios de poder, entorno, tiempos. En lo público no siempre puedes hacer lo que crees o te gustaría hacer.
  2. El alineamiento entre liderazgo político y liderazgo técnico. Es una de las claves del éxito. Pero es complicado encontrarlo. Se puede entrar con fuerza al frente de una institución, con una importante carga de liderazgo político, pero si liderazgo técnico brilla por su ausencia los proyectos no salen. Quien no sea consciente y no comprenda esta circunstancia se puede estrellar.
  3. Conectar la realidad mental con la realidad formal, institucional. Las Administraciones tienen su ADN propio basado en muchas ocasiones en elementos de cultura formal e informal que es preciso gestionar y conocer. El rechazo al "paracaidista" se da por descontado y las palancas de las que se dispone para atenuarlo no son excesivas. Nada mejor que buenas dosis de humildad, respeto y anteponer el interés general.
  4. Los estímulos, son los que son. Y no precisamente monetarios o de tipo "burning plaform" (el miedo al despido). De ahí que es preciso conocer lo que funciona y lo que no, saber manejar gestos, emociones. Las actitudes de tacañería, rigidez y obsesion por el control, lejos de ayudar te restarán eficacia y capacidad de tirar adelante cuando lo necesites.
  5. Tú te irás, otros se quedarán. Tus tiempos por tanto no serán los de tu equipo por lo que tendrás que apostar a corto-medio pero ilusionar a largo. No pasa nada por dejar proyectos encarrilados que terminen otros, eso ya es un buen resultado. Trabajar con visión es siempre más y menor reconocido, más y mejor aceptado.

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