Cuando el pasado 20 de junio asistí en Moncloa a la presentación del Informe CORA una de las cuestiones que más (gratamente) me sorprendió fue el anuncio de una medida largamente reivindicada por los profesionales: la creación de una Agencia TIC.
Cuando en el coloquio posterior planteé una pregunta en la que pedía más detalles al respecto ví claro que lo plasmado en el informe era simplemente la idea pero que aún no estaba claro cómo desarrollarla. Debió ser éste el motivo de que el subsecretario de Presidencia titubeara al responder sobre su dependencia (según él Hacienda) o la naturaleza orgánica de la misma.
Pues bien tras escasos tres meses (y supongo que también negociaciones internas varias) el Gobierno ha aprobado el RD 695/2013 por el que se crea la Dirección TIC de la AGE. Un texto legal con algunos aspectos positivos, otros no tanto, que da la impresión de una especie de quiero y no puedo; como si alguien en algún momento hubiera tenido el coraje de la coger al vuelo la buena idea de la Agencia TIC pero durante el proceso, la trituradora administrativa hubiera actuado para amoldar dicha idea a los usos y costumbres clásicos de la burocracia administrativa central.
Así, por ejemplo, sorprende que se cree la figura del director TIC pero que ni una vez en el decreto se mencione la palabra agencia, tan sólo que estará dotado de los medios necesarios. Esperemos a ver el decreto de desarrollo orgánico.
También llama la atención la doble dependencia Presidencia-Hacienda, como sí alguien inicialmente tuviera a bien otorgar a este director una posición preminente en la estructura de gobierno (Presidencia) pero más tarde hubiera que adoptar cierta solución de compromiso.
Positivo es que su nivel orgánico sea el de subsecretaría así como las funciones superiores de planificación y coordinación que tiene otorgadas. Situando esta figura en Presidencia se posicionan las TIC en el núcleo central del Gobierno y se refuerzan las capacidades del mismo. Las dudas surgen en relación a la estabilidad de esta figura y a su poder ejecutivo real, teniendo en cuenta que las "islas" ministeriales da la impresión que seguirán existiendo.
La creación de la dirección TIC es buen momento para comprobar si el criterio profesional prevalece para este Gobierno en relación al nombramiento de determinados altos cargos, con un perfil menos político y más profesional. Tanto en la Administración como en el mercado hay excelentes profesionales TIC. Se trataría de definir un perfil adecuado y abrir un proceso selectivo abierto y transparente para seleccionar al mejor. Con independencia de su carné político o administrativo.
Por último una ausencia destacable: entre sus funciones ninguna que se pueda parecer en algo a asuntos de gobierno abierto.
¿CIO o Informático Jefe? Esa es la cuestión.
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