Este blog pocas veces lo utilizo para hablar de los distintos proyectos profesionales en los que colaboro pero esta vez me apetece. ¿Motivo? La especial relación que la naturaleza de los mismos tiene con lo que es el leit-motiv de esta bitácora: avanzar hacia una Administración excelente.
Y en este camino aparecen dos colectivos que tienen mucho que ver para lograr este objetivo: los jóvenes y los altos funcionarios. Los jóvenes son factor clave del terremoto al que van a verse sometidas nuestras Administraciones en poco tiempo. Nativos digitales, esta característica les hace ser voraces de grandes cantidades de información que comparten rápidamente gracias a las redes sociales. Piensan , razonan y actúan de otra forma por lo que como ciudadanos, políticos y empleados públicos del futuro difícilmente comprenderán y aceptarán muchas de las patologías, rutinas y prácticas que invaden nuestras Administraciones. Por ello considero especialmente importante compartir con jóvenes reflexiones y experiencias sobre la sociedad y la Administración, haciéndoles ver el cambio necesario y su capacidad para ser ellos los motores principales del mismo. Un activismo ciudadano que retome el poder de actuación y decisión de la sociedad frente a políticos y burócratas es imprescindible; pero también lo es concienciar a los jóvenes de lo que es el valor público, cómo pueden contribuir al mismo y despertar en ellos curiosidad y vocación por el servicio público desde cualquiera de los ámbitos posibles. Ese fue el objetivo de mi charla el otro día en la Jornada sobre Voluntariado y Construcción Cívica de Europa y de mis clases habituales a jóvenes de grado. Espero que algo les quede algún poso en este sentido y les pique la curiosidad por lo público.
Los altos funcionarios están en una dimensión radicalmente diferente. Trienios y cuerpos de procedencia marcan sin duda un carácter dotado de sobrada experiencia en la gestión pública llamémosle "tradicional". Amigos y compañeros muchos de ellos lidian con un día a día difícil en las diferentes dimensiones de sus competencias: el contacto con los políticos y la gestión de la maquinaria administrativa. Esta práctica, que representa la cruda realidad de nuestras Administraciones por dentro, deja poco tiempo para mirar hacia fuera y plantearse nuevos horizontes . Por eso, programas formativos como el Curso Superior de Gestión de la Innovación en el ámbito TIC que está desarrollándose durante todo este año en el INAP son experiencias fantásticas para poner en común las diversas problemáticas que rodean nuestras Administraciones y descubrir entre todos (participantes y monitor quien les habla) nuevos caminos por los que transitar en el ámbito de la comunicación en procesos de innovación. Será un placer.
Y en este camino aparecen dos colectivos que tienen mucho que ver para lograr este objetivo: los jóvenes y los altos funcionarios. Los jóvenes son factor clave del terremoto al que van a verse sometidas nuestras Administraciones en poco tiempo. Nativos digitales, esta característica les hace ser voraces de grandes cantidades de información que comparten rápidamente gracias a las redes sociales. Piensan , razonan y actúan de otra forma por lo que como ciudadanos, políticos y empleados públicos del futuro difícilmente comprenderán y aceptarán muchas de las patologías, rutinas y prácticas que invaden nuestras Administraciones. Por ello considero especialmente importante compartir con jóvenes reflexiones y experiencias sobre la sociedad y la Administración, haciéndoles ver el cambio necesario y su capacidad para ser ellos los motores principales del mismo. Un activismo ciudadano que retome el poder de actuación y decisión de la sociedad frente a políticos y burócratas es imprescindible; pero también lo es concienciar a los jóvenes de lo que es el valor público, cómo pueden contribuir al mismo y despertar en ellos curiosidad y vocación por el servicio público desde cualquiera de los ámbitos posibles. Ese fue el objetivo de mi charla el otro día en la Jornada sobre Voluntariado y Construcción Cívica de Europa y de mis clases habituales a jóvenes de grado. Espero que algo les quede algún poso en este sentido y les pique la curiosidad por lo público.
Los altos funcionarios están en una dimensión radicalmente diferente. Trienios y cuerpos de procedencia marcan sin duda un carácter dotado de sobrada experiencia en la gestión pública llamémosle "tradicional". Amigos y compañeros muchos de ellos lidian con un día a día difícil en las diferentes dimensiones de sus competencias: el contacto con los políticos y la gestión de la maquinaria administrativa. Esta práctica, que representa la cruda realidad de nuestras Administraciones por dentro, deja poco tiempo para mirar hacia fuera y plantearse nuevos horizontes . Por eso, programas formativos como el Curso Superior de Gestión de la Innovación en el ámbito TIC que está desarrollándose durante todo este año en el INAP son experiencias fantásticas para poner en común las diversas problemáticas que rodean nuestras Administraciones y descubrir entre todos (participantes y monitor quien les habla) nuevos caminos por los que transitar en el ámbito de la comunicación en procesos de innovación. Será un placer.
Una excelente entrada, definitivamente si es mucho a lo que como jóvenes se debe afrontar, es saber escuchar la experiencia y confiar en las capacidades y conocimientos propios que caracteriza a la juventud. Un error típico cuando se es joven y lo digo por experiencia es vivir de utopías, es creer que podemos mejorar el mundo y aunque es un sueño maravilloso, se tiene que aprender a vivir de realidades y a proponerse metas estables, claras y como funcionarios públicos siempre en beneficio de la sociedad, todo paso a paso, para no estrellarse con el mundo.
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