martes, 12 de abril de 2011

Eficiencia y la cuadratura del círculo


Corren tiempos electorales y son pocos los políticos que se atreven a entrar en detalle en el debate sobre la sostenibilidad de ciertos servicios públicos. Una mala práctica, sin duda, eso de callar antes de las elecciones para luego tomar medidas impopulares una vez recibido el mandato de los ciudadanos. Por ejemplo, en Cataluña el nuevo gobierno está poniendo sobre la mesa recortes incómodos en dos pilares básicos del estado del bienestar: sanidad y educación. ¿Ocurrirá lo mismo después de estas elecciones de mayo y de las generales del año que viene? Seguramente sí.


Lo cierto es que esta crisis está trayendo a primera fila el debate sobre la sostenibilidad de los servicios públicos o, lo que es lo mismo, en qué condiciones es posible, no ya mejorar sino mantener la oferta con una demanda siempre creciente y unos recursos presupuestarios menguados que además - siendo optimistas- previsiblemente tardarán años en volver a recuperar los niveles de antaño.


Es el espinoso asunto de la eficiencia - hacer más con menos - que tan complicado resulta abordar desde una perspectiva de gestión pública históricamente anclada en patrones básicos de eficacia y la garantía jurídica.


Incorporar la dimensión eficiencista con ciertos criterios de racionalidad económica no sólo es preciso sino que es de sentido común, desde el momento que los recursos son limitados y hemos llegado a tal punto de desconfianza en la administración de los asuntos públicos que los ciudadanos difícilmente digieren subidas de impuestos (a pesar de ser España uno de los países de menor presión fiscal de la UE).


Pero cuidado con las tendencias pendulares: es preocupante que la eficiencia acabe acaparando tal exceso de protagonismo que se olvide que la gestión pública está por y para los ciudadanos, para atender sus necesidades.


Un foco excesivo en los medios, olvidando los fines, puede traer terribles consecuencias a largo plazo en la cohesión y el equilibrio social. Deberían tenerlo en cuenta nuestros políticos, cuando plantean las medidas y estrategias a seguir olvidando que los atajos y soluciones coyunturales de hoy no tienen por qué producir el mejor resultado en el mañana. Muchos de los planteamientos que estamos viendo los últimos tiempos vienen impregnados de ese barniz, pero ¡ojo! el difícil círculo característico de la gestión pública (eficacia, garantía y eficiencia) tiene que cuadrar.

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