jueves, 2 de septiembre de 2010

Ley de Transparencia, ¿hoy?


Atrás quedaron las vacaciones y va siendo el momento de iniciar el nuevo curso con ánimos renovados. He vuelto y tras leer durante los días de descanso titulares en El Mundo y El País de que el Consejo de Ministros iba a aprobar el 20 de agosto el anteproyecto de ley de Transparencia he buscado, buscado, buscado... y nada, el dichoso proyecto de ley (proyecto si es que ha sido aprobado por el Gobierno) no aparece por ninguna parte.

Tendremos que esperar hasta hoy para que vea la luz un proyecto que fue promesa electoral del presidente del Gobierno. Bienvenido, por supuesto, pero un proyecto tardío y no sé si del todo necesario. Me explico: parece evidente que la transparencia debe ser un principio rector de toda actuación pública, ya sea ésta a nivel político o administrativo. ¡Por supuesto! Es el "a-b-c" . Pero todos sabemos que las decisiones políticas, los actos administrativos y en general todo lo que rodea a lo público peca en demasiadas ocasiones de opaco y endogámico. Es el punto al que hemos llegado, seguramente como resultado de la distorsión tremenda que la partitocracia y la perspectiva burocrática ha introducido en numerosos ámbitos de la gestión pública.



Por tanto, hay que mantener el debate y la reivindicación continua de más y más transparencia. Para ello hay muchas vías, una de las cuales sin duda es la legal. Pero el problema en este país es el de siempre: sólo pensamos en hacer leyes. Optando así por la vía legal promovemos un debate durante su aprobación, sacamos unos cuantos titulares y luego nada, se cumplen "así-así" y seguimos igual. Una ley sin actuaciones concretas y sin presupuestos asignados que plasmen las mismas es algo vacío que sirve para casi-nada.



Aunque hacer leyes sin duda es lo característico de nuestra cultura político-administrativa no tiene por qué ser lo ideal, en especial en este tipo de cuestiones. La opción de trabajar y educar en valores y principios de gestión (como hacen por ejemplo otras culturas como las nórdicas o anglosajonas) seguramente es menos farragosa, menos costosa y con mejores resultados.


Pero... ¿por qué de esto nadie habla? Me pregunto

3 comentarios:

  1. Sin duda tienes mucha razón en lo que afirmas, pero como jurista (a pesar de coincidir con tu apreciación sobre el respeto en la práctica al Derecho) sigo convencido de las bondades de tener un marco normativo adecuado. Claro está, para que se cumpla... En esto también hay mucho esfuerzo de cultura por hacer, y para ello deberíamos ser más conscientes de nuestros derechos para luchar por ellos en todos los ámbitos.

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  2. @julián valero las leyes son necesarias, sin duda y un buen marco normativo que se cumpla imprescindible. El problema es que todo se mira con el prisma legal, se construye la casa por el tejado. Se hace una ley como solución a un problema y la ley es una herramienta. En el tema de lo que son principios y valores primero hay que educar, incentivar y controlar y si quieres da luego el respaldo legal a lo que sea necesario pero no al revés

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  3. Venimos hablando (especulando en realidad) sobre este tema desde mediados de agosto, pero creo que todavía nadie más que algún medio de comunicación ha visto el anteproyecto. Ojalá lo conozcamos enseguida para que todo el mundo pueda aportar al debate y evitemos la paradoja de tener una ley de transparencia opaca.

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