martes, 13 de abril de 2010

Estado y neomodernidad


El otro día pude asistir a la sesión académica impartida por el catedrático y politólogo Fernando Vallespín y organizada por la Cátedra de Liderazgo y Gobernanza Democrática de ESADE .


Aun con un título muy sugerente -Consecuencias políticas y sociales de la crisis- y no tratándose específicamente de lo que hablo en esta bitácora la charla me pareció de tal interés que no puedo resistirme en dejar caer aquí unas cuantas notas que os puedan interesar.

El profesor Vallespín se mostró muy presimita, menos incluso de lo que realmente es (sic) -la verdad es que nos dejó un poco tocados a la salida-. La idea fuerza de su intervención fue que estaríamos inmersos en una transición desde la era de la modernidad (principios siglo XX-años 70), pasando por la postmodernidad (años 80-90-dos mil) hasta llegar a lo que se empieza a vislumbrar como un nuevo periodo que él llama de neomodernidad.

Esta neomodernidad supondría recomponer una época (la modernidad) que nunca llegó a ausentarse del todo:
  • Retorno al Estado desde un punto de vista de la cooperación y la gobernanza (después de la disociación estado-sociedad provocado por la globalización),

  • Pérdida de "poder blando" por parte de occidente y de la capacidad para defender sus valores,

  • Vuelta a conflictos de base económica, por la distribución de la riqueza (perdiendo peso lo identitario, aunque sigue ahí),

  • Reterono a primera línea de valores densos : estabilidad, orden, seguridad, sostenibilidad.

  • Ideología única "conservacionismo": el futuro no tiende a ser mejor (aquello de virgencita virgencita que me quede como estoy),

  • Necesidad de reinvención de la democracia parlamentaria (fatiga democrática),

  • Influencia de la tecnología en las transformaciones sociales,

  • Erosión del civismo, libertad o de las sinergias sociales,

  • Recomposición de poder político frente a la economía con vocación de intervenir (para poner orden a los mercados), pero siendo posiblemente una vocación frustrada (por la propia naturaleza de lo intervenido).

Y sobre todo (y ahí viene el mayor pesimismo) el déficit de intelectuales , ideas y liderazgo. Nunca tantos think-tank han pensado tan poco (sic)

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