La gestión pública se caracteriza por su elevada complejidad. No creo que a estas alturas haya demasiadas dudas sobre esta afirmación. Dicha complejidad se debe a muchos factores pero hay uno de ellos que sobresale de los demás: la gestión pública se enfrenta a problemas "retorcidos" (wicked problems) y tiene por objeto dar una respuesta a los mismos. El artículo Problemas "retorcidos" en la política pública del profesor Brian Head es sumamente interesante para entender el concepto y descubrir soluciones.
Un problema "retorcido" es aquel que no puede definirse con claridad, carece de solución definitiva en términos de verdadero o falso, se afronta de una vez y no existe oportunidad de aprender por el método ensayo-error. Para su resolución no es suficiente con los tradicionales enfoques técnico-racionales basados en metodología, análisis y planificación. De hecho, no existe un único enfoque en abordarlos y, a menudo, los resultados son poco visibles o se presentan a largo plazo. Este es el tipo de problema al que suele enfrentarse la gestión pública y para ello tiene sus instrumentos. El propio profesor Head apuesta por profundizar en un cambio conductal sostenido a la hora de gestionar mediante la "colaboración" como una respuesta a la "complejidad social".
En una línea que puede converger con esta aproximación se encuadra la idea de Administración inteligente . El filósofo José Antonio Marina ha estudiado el concepto de inteligencia en el ámbito de las organizaciones, llegando a dos conclusiones:
- Que la inteligencia práctica es superior a la teórica: la gran creación de la inteligencia no es la ciencia, ni el arte, sino la ética, que es la culminación de la inteligencia práctica, la que aspira a solucionar los más complejos problemas "retorcidos". Es necesaria, por tanto, su incorporación a la gestión pública.
- Que la inteligencia individual se da siempre en un entorno social, que la estimula o la deprime: de la interacción entre inteligencias emergen fenómenos nuevos, una inteligencia imprevisible, que es más o menos la suma de inteligencias personales.
Colaboración, dimensión ética y condiciones de trabajo con nivel afectivo. Tres recetas que bien pueden servir para una gestión pública de éxito, en la que los problemas "retorcidos" acaben siéndolo menos.
Visto así es todo un reto. Me dan ganas de intentar solucionar algún problema retorcido. Más sugerentes que los sudokus.
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